UC - Críticas
País: Reino Unido y USA. |
Interpretación: Tilda Swinton (Eva), John C. Reilly (Franklin), Ezra Miller (Kevin adolescente), Siobhan Fallon (Wanda), Ursula Parker (Lucy), Jasper Newell (Kevin, 6-8 años), Rocky Duer (Kevin, niño). |
ESTE NIÑO ES UN DEMONIO
"Tenemos que hablar de Kevin" es un intenso drama (de corte independiente) que propone interesantes reflexiones sobre la educación de nuestros hijos y sobre la maldad innata, a través de la historia de la relación entre una madre y su malévolo hijo. La película se articula con un montaje circular en forma de puzzle con piezas formadas por distintas épocas de la relación, desde el parto hasta el dramático desenlace, un montaje en paralelo que resulta efectivo y que tapa los agujeros de una trama menos evolutiva de lo requerido.
En “Tenemos que hablar de Kevin”, Eva pone a un lado sus ambiciones y su carrera profesional para dar a luz a Kevin. La relación entre madre e hijo es complicada desde los primeros años. Cuando Kevin tiene 15 años hace algo irracional e imperdonable a los ojos de toda la comunidad. Eva lucha con sus propios sentimientos de dolor y responsabilidad. ¿Alguna vez llegó a amar realmente a su propio hijo? ¿De cuánto de lo que hizo Kevin fue culpable su madre?
"Tenemos que hablar de Kevin" sondea un tema de rotunda actualidad en un mundo a la deriva donde las relaciones familiares a menudo se colocan al final de la fila de nuestras prioridades. La dirección de Ramsey se sostiene en unas imágenes sugerentes e impactantes que, sin embargo, obvian la gratuitidad de mostrar los momentos más truculentos y morbosos de la trama, dejando espacio en su celuloide para que el espectador rellene visualmente en su cerebro esas elipsis, convirtiendo la experiencia en un ejercicio desasosegante y por momentos francamente asfixiante.
Si a eso le sumamos la poderosa narrativa sonora que acompaña al producto, con una brillante edición de efectos de sonido que se fusionan con una selección musical rompedora, la experiencia resulta aún más sobrecogedora y nada recomendable para las personas que se estén planteando una próxima paternidad... La película no es redonda por el problema aducido de una evidente falta de desarrollo de la historia más allá de la situación que se nos presenta y en los primeros minutos de proyección nos será fácil reconstruir un puzzle menos complejo de lo que aparenta. Pero la estilizada y fascinante puesta en escena de Ramsay (con un simbolismo simple y directo), junto a la magnífica interpretación de la enigmática y andrógina Tilda Swinton (aquí con una improbable pareja sentimental en la figura de un desaprovechado John C. Reilly), son suficientes reclamos para atraparnos de principio a fin.